
Hace días que no escribía. Estaba enojada. No estaba inspirada. Ahora me hice el ánimo. En realidad, más que hacerme el ánimo, quería esperar que se me pasara la rabia y, así, no contaminar mis historias. Aunque no descarto que algún día escriba de mis enojos, de mis iras, pero no es el momento.
Me junté con mi amiga EG. Nos pusimos al día, por fin. Mi amiga EG, sin exagerar, nació pololeando. Creció con un hombre de la mano. Especialista para los pololeos eternos, las historias sin fin, y más encima, un tanto sufridas. Su última adquisión le duró 5 años, de los cuales 3 fueron llorados. Bien llorados.
EG en toda su historia sentimental, tiende a ser la mamá de sus parejas. Les da el biberón, los re educa, les fija un horizonte positivo. Ellos, claro, siempre abiertos a aprender cosas buenas, a ser más responsables, a querer saber pa dónde va la micro. Gracias a esta crianza que ofrece gratis mi amiga (la debería cobrar) todos estos hombres han triunfado en la vida (llámese triunfo a lo profesional). Después de este gran acontecimiento ¿qué pasa? Ellos se van. Por un lado es lógico, toda madre pierde a sus hijos cuando se quieren independizar.
Gloriosamente EG, se dió cuenta de esta situación. Se aburrió de cambiar para que sus proyectos de ... estén contentos, satisfechos, felices.
Frente a esta nueva génesis, después de tantas desiluciones con sus polluelos, se decidió a darle un giro a su vida. Dejó el rol de madre a un lado y la taza de tecito. Salió al mundo. re Nació. Conoció a muchos lolos en bares nocturnos, reencontrándose también con algún amor antiguo, algunos pasteles y otros no tanto. Pero daba lo mismo, EG se sentía bien, se sentía libre.
Un día pensó en conocer a cyber amigos. No mala opción. Total a gente mala o buena las conoces en todos lados.
Se comenzó a escribir con uno. Reunía las características que buscaba. 30 años, excelente. Ya no tendría que andar amamantando por todos lados, pensaba EG. ¿Las fotos? bastante bien, eran reales. Pasaron días juntos en el cyberespacio.
El próximo paso: Juntarse, conocerse.
Mi amiga EG, con hartos cojones, se juntó con él.
Excelente encuentro. Muy entretenido. EG ya no tenía que cambiar. Se sentía ella. Él muy divertido, lejos de ser fome.
A la segunda cita, van al cine. Hacen la fila para comprar las entradas. En este momento, aparece Carlos Pinto, diciendo "En este mismo instante, sus vidas cambiarán totalmente de sentido".
El cyber amigo llega a la caja. Y la queda mirando con cara de interrogación. "No tengo plata", dice.
EG, muy decente pagó los dos tickets. Quizás se le olvidó bajar la billetera del auto, pensó.
Mientras me contaba esta historia, no lo encontré trágico. Aunque pienso que cuando un hombre está en el proceso de conquista, no valen esas acciones, ni "nos vamos a medias". Estás conquistando!!! no salgas con la del cagao. En último caso, muestras la hilacha después.
Quizás este era un detalle de un "despreocupado". No matemos a este pobre cyber amigo antes de tiempo. "Habrá que conocer un poco más. Pero EG, no sigas pagando", le dije.
Pasaron los días y ya el cyberespacio quedó atrás. Utilizaban el teléfono para charlar.
"¿Porqué no nos juntamos? ", expresa EG
"Me encantaría. Si quieres te paso a buscar", respondió el amigo cyber.
En este momento aparece nuevamente Carlos Pinto: "En este instante, la conversación de estos dos jóvenes, traerán consecuencias letales en sus vidas".
Gran Carlos Pinto. Tenía razón.
"Si. Te espero a que me pases a buscar", dice feliz EG.
El amigo cyber aporta: "Ok. pero nos vamos con la bencina a medias"...
Se acabó el programa de "Mea Culpa".
EG. Desilucionada otra vez. Sin llanto. Era un amigo cyber que conoció hace un mes. Imposible llorar. Pero igual desconcertada por encontrar pasteles por doquier.
Mi amiga EG podrá vivir varios capítulos de Mea Culpa, como éste. Y aseguro que vendrán más. Pero la historia de los biberones ya no existirán más.
Me junté con mi amiga EG. Nos pusimos al día, por fin. Mi amiga EG, sin exagerar, nació pololeando. Creció con un hombre de la mano. Especialista para los pololeos eternos, las historias sin fin, y más encima, un tanto sufridas. Su última adquisión le duró 5 años, de los cuales 3 fueron llorados. Bien llorados.
EG en toda su historia sentimental, tiende a ser la mamá de sus parejas. Les da el biberón, los re educa, les fija un horizonte positivo. Ellos, claro, siempre abiertos a aprender cosas buenas, a ser más responsables, a querer saber pa dónde va la micro. Gracias a esta crianza que ofrece gratis mi amiga (la debería cobrar) todos estos hombres han triunfado en la vida (llámese triunfo a lo profesional). Después de este gran acontecimiento ¿qué pasa? Ellos se van. Por un lado es lógico, toda madre pierde a sus hijos cuando se quieren independizar.
Gloriosamente EG, se dió cuenta de esta situación. Se aburrió de cambiar para que sus proyectos de ... estén contentos, satisfechos, felices.
Frente a esta nueva génesis, después de tantas desiluciones con sus polluelos, se decidió a darle un giro a su vida. Dejó el rol de madre a un lado y la taza de tecito. Salió al mundo. re Nació. Conoció a muchos lolos en bares nocturnos, reencontrándose también con algún amor antiguo, algunos pasteles y otros no tanto. Pero daba lo mismo, EG se sentía bien, se sentía libre.
Un día pensó en conocer a cyber amigos. No mala opción. Total a gente mala o buena las conoces en todos lados.
Se comenzó a escribir con uno. Reunía las características que buscaba. 30 años, excelente. Ya no tendría que andar amamantando por todos lados, pensaba EG. ¿Las fotos? bastante bien, eran reales. Pasaron días juntos en el cyberespacio.
El próximo paso: Juntarse, conocerse.
Mi amiga EG, con hartos cojones, se juntó con él.
Excelente encuentro. Muy entretenido. EG ya no tenía que cambiar. Se sentía ella. Él muy divertido, lejos de ser fome.
A la segunda cita, van al cine. Hacen la fila para comprar las entradas. En este momento, aparece Carlos Pinto, diciendo "En este mismo instante, sus vidas cambiarán totalmente de sentido".
El cyber amigo llega a la caja. Y la queda mirando con cara de interrogación. "No tengo plata", dice.
EG, muy decente pagó los dos tickets. Quizás se le olvidó bajar la billetera del auto, pensó.
Mientras me contaba esta historia, no lo encontré trágico. Aunque pienso que cuando un hombre está en el proceso de conquista, no valen esas acciones, ni "nos vamos a medias". Estás conquistando!!! no salgas con la del cagao. En último caso, muestras la hilacha después.
Quizás este era un detalle de un "despreocupado". No matemos a este pobre cyber amigo antes de tiempo. "Habrá que conocer un poco más. Pero EG, no sigas pagando", le dije.
Pasaron los días y ya el cyberespacio quedó atrás. Utilizaban el teléfono para charlar.
"¿Porqué no nos juntamos? ", expresa EG
"Me encantaría. Si quieres te paso a buscar", respondió el amigo cyber.
En este momento aparece nuevamente Carlos Pinto: "En este instante, la conversación de estos dos jóvenes, traerán consecuencias letales en sus vidas".
Gran Carlos Pinto. Tenía razón.
"Si. Te espero a que me pases a buscar", dice feliz EG.
El amigo cyber aporta: "Ok. pero nos vamos con la bencina a medias"...
Se acabó el programa de "Mea Culpa".
EG. Desilucionada otra vez. Sin llanto. Era un amigo cyber que conoció hace un mes. Imposible llorar. Pero igual desconcertada por encontrar pasteles por doquier.
Mi amiga EG podrá vivir varios capítulos de Mea Culpa, como éste. Y aseguro que vendrán más. Pero la historia de los biberones ya no existirán más.